¡Hola, gente linda! Bienvenidos a Paulina Cocina.
¿Preparados para el postre que está en boca de todos? Hoy vamos a meternos de lleno en el mundo de la torta vasca. Sí, esa torta que se ve por todos lados, con su pinta rústica, su capita oscura casi quemada y un interior que es pura cremosidad.
Muchos le tienen miedo, piensan que es algo de otro planeta, pero es una de las tortas más fáciles y nobles que existen. En este posteo no sólo te vamos a dar la receta de torta vasca para que te salga de diez, sino que vamos a desmitificarla por completo.
Vamos a charlar de dónde viene, por qué no es un cheesecake (aunque se le parezca), y te voy a dar todos los trucos para que te conviertas en el héroe dulce de la tarde con esta receta de torta vasca en Paulina Cocina.
Sobre la receta de Torta Vasca
La torta vasca de queso es riquísima y lleva ingredientes muy básicos: queso crema, huevos, azúcar, crema, un toque de harina o almidón de maíz, y vainilla. Si bien es una receta fácil, tiene sus técnicas.
Lo más importante para hacer la torta vasca casera es no batir de más y hornear a temperatura fuerte, para conseguir una capa oscura y un interior cremoso. Menos aire, más textura.
Y, por último, no olvidarnos del importantísimo enfriado (mínimo 4 hs en heladera) para que termine de cuajar y quede divina.
Un poquito de historia de la torta vasca: ¿de dónde salió esta maravilla?
Aunque ahora es una superestrella mundial, el origen de la torta vasca moderna, o “tarta de queso de La Viña“, es bastante humilde.
Nació en el bar y restaurante “La Viña” en San Sebastián, en el País Vasco, España. No es una receta milenaria, sino una creación que se popularizó en los años 90.
Lo que la hace tan especial es su simpleza. A diferencia de otras tartas de queso, no lleva base de galletitas y su aspecto “quemado” es totalmente intencional. Esa capa caramelizada le da un sabor increíble que contrasta con la suavidad del interior.
Diferencias entre la torta vasca y el cheesecake
A simple vista, podrían parecer primas hermanas, pero tienen diferencias clave:
- La base: El cheesecake clásico (estilo Nueva York) casi siempre lleva una base de galletitas molidas con manteca. La torta de queso vasca va a pelo, sin base.
- La textura: El cheesecake suele ser más denso, compacto y firme. La torta vasca es mucho más etérea, liviana y súper cremosa en el centro, casi como un flan.
- La cocción: El cheesecake se cocina a baja temperatura e incluso a baño maría para que no se agriete. La torta vasca, en cambio, se cocina a una temperatura bien alta para lograr esa costra oscura y deliciosa por fuera mientras el interior queda jugoso.
- Ingredientes: Aunque ambos llevan queso crema, la torta vasca suele llevar más huevo y a veces un poco de harina o almidón, para darle estructura, cosa que muchos cheesecakes no tienen.
4 Características que hacen única a la torta vasca
Para que te quede claro por qué este postre es tan genial, acá te dejamos sus 4 fantásticos:
- Cremosidad extrema: El centro debe ser suave, casi líquido cuando está tibia, y cremoso al enfriar.
- Exterior tostado: Esa capa superior oscura, casi negra, no es un error. Es su firma y le da un sabor amargo y caramelizado que es espectacular.
- Sin base: ¡Libertad total! Se hornea directamente en el molde forrado con papel manteca.
- Simpleza de ingredientes: Pocos ingredientes, fáciles de conseguir. El secreto está en la técnica y la temperatura del horno.
Variaciones para tunear la torta vasca receta
La receta original de torta vasca es imbatible, pero como en esta cocina nos gusta experimentar, acá te tiro unas ideas para que lleves tu torta a otro nivel. (La base es la misma)
- Torta vasca de dulce de leche: Esta versión es un viaje de ida. Simplemente hay que agregar unos 200 gramos de un buen dulce de leche repostero a la mezcla principal. Integrarlo bien hasta que el color sea uniforme. El resultado es una bomba de sabor que te va a hacer llorar de la emoción.
- Torta vasca de chocolate: Para los amantes del cacao. Derretir a baño maría unos 150 gramos de chocolate semi-amargo de buena calidad y agregarlo a la mezcla. Podés usar chocolate con leche si te gusta más dulce, pero el amargo le da un contrapunto genial a la cremosidad del queso.
- Torta vasca con frutos rojos: Esta es la versión fresca y elegante. Podés agregar los frutos rojos (frescos o congelados) de dos maneras: mezclados en la preparación (se van a hundir un poco, pero queda genial) o servirlos por encima una vez que la torta está fría, en forma de salsa o coulis. La acidez de los frutos corta con el dulzor y la grasitud del queso.
8 Consejos clave para una torta vasca infalible
Acá va un resumen de los mandamientos para que tu torta vasca casera sea la envidia del barrio. ¡Anotá!
- Ingredientes a temperatura ambiente.
- No batir de más.
- El papel manteca es tu mejor amigo.
- Horno bien precalentado y FUERTE (200-220°C).
- No te asustes si tiembla.
- La paciencia es clave.
- El queso crema, que sea bueno.
- El tamaño del molde importa (20-22 cm)
Seguime en Instagram (acá)
Y en YouTube que subo recetas nuevas todas las semanas (clic acá)
Receta torta vasca de queso
Rinde: 8 porciones
Tiempo de preparación: 15 minutos
Tiempo de cocción: 40-50 minutos
Ingredientes para torta vasca
- 600 gr de queso crema (tipo Philadelphia, bien firme)
- 4 huevos
- 200g de azúcar
- 250 ml de crema de leche (más de 35% de materia grasa)
- 1 cda. sopera de harina 0000 (o maicena para versión sin TACC)
- 1 cdita. de esencia de vainilla
- 1 pizca de sal
Cómo preparar la torta vasca paso a paso
- Precalentar el horno a 210 °C. Forrar un molde desmontable de 22 cm de diámetro con papel manteca humedecido y arrugado, cubriendo base y bordes con excedente hacia afuera.
- En un bol grande, mezclar el queso crema con el azúcar solo hasta integrar, sin batir en exceso para evitar incorporar aire.
- Incorporar los huevos de a uno, mezclando suavemente después de cada adición hasta que la mezcla sea homogénea.
- Agregar la crema de leche y la esencia de vainilla. Integrar.
- Tamizar la harina junto con la sal e incorporar a la preparación con movimientos envolventes, sin sobrebatir.
- Volcar la mezcla en el molde preparado. Dar unos golpecitos suaves sobre la mesada para eliminar burbujas grandes de aire.
- Llevar al horno por 40 a 50 minutos, hasta que la superficie esté bien dorada y el centro aún tiemble ligeramente al mover el molde. No abrir el horno antes de los 35 minutos.
- Retirar del horno y dejar enfriar a temperatura ambiente dentro del molde. Luego, llevar a la heladera por al menos 4 horas (idealmente toda la noche).
- Desmoldar con cuidado. Servir fría. La textura debe ser cremosa, con centro suave y superficie rústica y dorada.