Bajo mi punto de vista, que por supuesto es importantísimo para ustedes, las habas son físicamente perfectas.
Me explico: la madre naturaleza hizo muchas cosas. Algunas le salieron mejor que otras. Formas como la de las aves, por ejemplo, resultan bastante desagradables si las miramos con atención. Los pingüinos están mal hechos. Son divinos, pero están mal hechos.
Ni hablar de los seres humanos. Somos complejos, tenemos cosas largas que salen de nosotros y de estas cosas largas salen otras parecidas, como los dedos. Pelos. Y no armónicamente dispuestos en el cuerpo, como los felinos, no. Solo en algunas partes… Una verdadera porquería comparados con la belleza y simplicidad de una beluga o una arveja.
En este sentido, las habas son perfectas. Son tremendamente simples, pero tienen el toque de complejidad justo para ser interesantes. Esa cinta alrededor, ese botón negro que conecta su borde. Son suaves, ¡y se ven aún más suaves! Una textura maravillosa, como de jabón nuevo. Y ese color que refuerza la suavidad en la mirada… un verdadero puema la haba.
¿El sabor? ah, sí. La verdad que no me vuelve loca, pero está buena.
Aquí esta ensalada de habas verdes cocidas, ideal para el final de un invierno.
1) Pelar las papas, cortarlas en trozos más o menos de 1x2cm. y hervirlas.
2) Quitar las habas de las vainas y hervirlas por unos 15 minutos o hasta que estén bien tiernas. Lavar con agua y dejar enfriar.
3) Hervir el huevo por 10 minutos, enfiar, pelar y cortar en trozos.
4) Las anchoas van cortadas en trozos grandes y las aceitunas, descarozadas y enteras.
5) Mezclar todo y condimentar a piacere.
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La ensalada de habas frescas y anchoas. Muy buena!!!
Tengo foto de la mía. Cómo la mando?
Estás de la mente, cosa que me cae de maravillas.