Nunca les dije cual es mi comida favorita. Son los fideos con tuco. Nótese que no digo “pasta alla…”. No. Fideos con tuco. Y no con esta salsa de pollo para pastas divina que van a ver acá.
Mi comida favorita son fideos con un tuco pedorro que hacía mi vieja cuando yo era niña: tomate y ajo. Punto. Son lo que como cuando estoy triste, cuando estoy contenta, el plato que me llevaría a una isla desierta, mi alimento primordial durante los embarazos y, quizás por eso, la comida favorita de mis hijos.
Alguna vez les conté que mi hija de un año decía “Má Cuco” y no significaba “mamá viene el Cuco” sino “Más tuco”.
La cuestión es que en casa de mi madre existen dos tipos de tuco: el tuco (tomate y ajo) y el “tuco de domingo”, que es la salsa preparada con igual amor pero con más tiempo y dedicación.
“Tuco de domingo” hay de varios tipos. El más común, de carne. Pero también de cerdo, de hongos y mi favorito: de pollo. No soy muy amiga del pollo en general pero la salsa de pollo para pastas me vuelve loca. Quizás porque es un poco más suave y más aceitosita que las demás.
Sobre esta salsa de pollo para pastas
Solo dos aclaraciones sobre esta salsa de pollo para pastas. La primera es que no dejen de cocinarla mucho tiempo (a este o a cualquier tuco). Aunque parezca que está lista, con el tiempo de cocción mejora muchísimo.
Lo mismo el reposo: de ser posible, no se lo salteen. ¿Saben a qué hora hace el tuco mi mamá los domingos? Después del desayuno. Créanme que vale la pena planearlo así.
La segunda es sobre la cocción del pollo. Pueden dejar el pollo todo el tiempo en la olla durante la cocción o hacerlo como hago yo: sellarlo y ponerlo 10 minutos antes. Los resultados no varían demasiado pero como en este caso estaba usando pechuga, no quise que se me seque demasiado. Si usara pata o muslo lo pondría dentro durante toda la cocción.
Los dejo entonces con la receta de mi tuco de domingo favoritísimo, a ver qué les parece.
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