¡Hola a todos y todas, bienvenidos al mundo de Paulina Cocina! Hoy les quiero contar todo acerca de la sopa azteca o sopa de tortilla, un manjar mexicano que sintetiza gran parte de los sabores y colores de México en un plato.
Esta sopa más que una sopa es una comida bien completa, que no necesita acompañamientos. Está hecha con ingredientes súper sabrosos como las tortillas, el tomate, el queso y el aguacate, que además de ser ricos se pueden encontrar muy fácilmente en los hogares mexicanos.
Así que, ¡manos a la sopa!
La sopa de tortilla, también conocida como sopa azteca, es un plato muy emblemático de la cultura gastronómica mexicana. Su historia se remonta a la época prehispánica, pero su resultado es la mezcla de sabores que las diferentes tradiciones culinarias le fueron dando a la cocina de México.
Su nombre hace referencia a su ingrediente principal: las tortillas, que se fríen y se sirven en un caldo hecho con tomate. Se puede acompañar con ingredientes como trozos de aguacate (palta), queso, chile, queso y cilantro.
Un plato delicioso que sorprende por la combinación de texturas y colores que lo componen. Además es una receta fácil de preparar, por lo que se convierte en una opción ideal para una comida reconfortante y cálida sin demasiado esfuerzo.
Tanto el nombre sopa azteca como sopa de tortilla, son correctos y se utilizan para referirse a la misma sopa. Las tortillas como ingrediente básico de la gastronomía de México, se remonta a la época precolonial, donde los pueblos originarios las utilizaban para elaborar muchos platillos, entre ellos una preparación caldosa hecha con maíz, con ciertas características similares a la que se conoce actualmente como “sopa azteca”.
El lugar de origen de esta preparación nos lleva a Tlaxcala, un estado ubicado al este de la Ciudad de México, en el centro del país. Su nombre significa algo así como “tierra de maíz”, debido a la gran producción de este alimento en las tierras tlaxcaltecas.
Este producto era utilizado para la elaboración de muchísimos de los platillos que, aún hoy, forman parte de la gastronomía mexicana, como las quesadillas, tacos, enchiladas o chilaquiles.
Durante la época colonial, en el siglo XVI, la sopa de tortilla fue influenciada por los ingredientes y técnicas culinarias traídos por los españoles. Se empezaron a añadir nuevos elementos, como el queso, el aguacate (palta) y el chile, que se convirtieron en ingredientes clave de la receta. Sin embargo, la sopa de tortilla es un plato muy versátil, y su preparación puede variar de una región a otra de México.
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La sopa azteca, como mencionamos anteriormente, puede variar de una región a otra, por lo que la mejor receta de este platillo dependerá del gusto y la tradición de quien lo prepara. De todos modos hay algunos ingredientes básicos que no pueden faltar, como las tortillas fritas, el jitomate (tomate), el queso, la cebolla, el cilantro y el aguacate (palta).
En algunas partes del país, se utiliza un caldo de jitomate como base, en lugar de uno de pollo, lo que le da un sabor más picante y ácido.
En otras regiones se estila usar maíz, frijoles y chiles asados, para darle un sabor ahumado. También se le puede agregar un toque de crema, cilantro, jalapeño, pollo deshebrado (desmenuzado), chicharrón y chile pasilla.
En cualquiera de sus versiones la sopa azteca sintetiza gran parte de los sabores que representan a la gastronomía de México. Es una fiesta para el paladar, con texturas y sabores diferentes como las tortillas fritas crujientes, el aguacate (palta) y el cilantro fresco, el queso cremoso, y los chiles picantes.
El resultado es un sabor único, realmente.
Tip importante: los acompañamientos que lleva la sopa de tortilla también pueden servirse en un plato aparte para que cada comensal elija los de su gusto.